Para los sirios aislados por la guerra, la pandemia de covid-19 supuso un momento de unión con el resto del mundo y sus preocupaciones, indica el escritor Khaled Khalifa, quien no obstante considera que sus compatriotas seguirán siendo ignorados en el futuro. En su casa de Damasco, el alepino de 56 años, uno de los novelistas más conocidos de Siria y autor de "Elogio del odio", traducido al español, habla del sufrimiento de la guerra y se plantea preguntas sobre los problemas del mundo que viene. - ¿Qué impacto tendrá la pandemia en los sirios? - Durante los años de guerra, los sirios estaban preocupados por su propio mundo, el mundo de la muerte diaria. Hoy, su tragedia forma parte del drama de toda la humanidad. Han compartido con el mundo el sentido de la muerte y del miedo. Quizá por primera vez, los sirios tengan la sensación de formar parte de esta humanidad. Pese a ello, nos hemos quedado al margen. Nuestros problemas no interesan a nadie. Hoy, el mundo está absorto por el coronavirus y no es capaz de escuchar a los sirios. Mañana, habrá otras razones que harán que siga sin ser capaz de escucharnos. Por lo tanto, nada va a cambiar, la guerra va a continuar.
"No podemos imaginar la crueldad de la guerra siria. Se trata de una lacra humanitaria".
- ¿Cómo vivir el coronavirus en un país en guerra? - Los sirios son los que menos miedo tienen al coronavirus, pues ellos ya estaban metidos en el pantano de la muerte y no habían salido de él. Pero el virus añadió nuevas dificultades. Todas las cuestiones sirias siguen siendo candentes, lo eran antes del coronavirus, durante y lo seguirán siendo después. Vivimos en un túnel de espera. En cualquier caso, es imposible comparar el coronavirus con la guerra. Esto supondría subestimar [el impacto del conflicto] en millones de personas. No podemos imaginar la crueldad de la guerra siria. Se trata de una lacra humanitaria importante, diez años de tormento para un amplio conjunto de seres humanos. El caso sirio es único por el dolor colectivo que provoca. - ¿Cómo será el mundo de después del coronavirus? - El mundo continuará siendo tan bárbaro como lo era [...] Ganará en brutalidad, no se sacarán lecciones de esta última advertencia que confirma que no podemos enfrentarnos a la naturaleza. En la batalla del coronavirus, la naturaleza no es el enemigo, sino una parte agredida. Todo lo que hace es intentar defenderse [...]. Un terremoto, un virus, etc. El agresor son las grandes empresas que arrasan con todos los principios en nombre del lucro. La tercera parte afectada junto con la naturaleza es la gente que quiere una vida con más humanidad [...]. Hace treinta años que no escuchamos a un solo político decir: 'esos son nuestros valores'; todo el mundo dice: 'esos son nuestros intereses' [...]. En las historias realistas, el bien no sale ganando, siempre es el mal el que gana, desgraciadamente. Esta vez, debemos dejarle ganar, pues está claro que aquí se está jugando la batalla final. Hace falta un debate a escala planetaria, dirigido por quienes se interesan por el destino de la humanidad, con la participación de científicos, artistas, periodistas, escritores y obreros, capaces [...] de reflexionar colectivamente sobre el futuro del mundo.
"Los sirios son los que menos miedo tienen al coronavirus, pues ellos ya estaban metidos en el pantano de la muerte".
- ¿Cómo le ha afectado la epidemia? - El coronavirus me ha dado derecho a dar rienda suelta a la imaginación. Hace unos años, cuando quería escribir algo articulado por la imaginación, temía que no me pudieran creer. Hoy todo puede ser creíble, pues nunca hubiéramos podido imaginar lo que ha pasado. El virus me ha empujado a reflexionar y a plantearme cuestiones a las que nunca hemos dado respuesta: ¿por qué esos hombres han alcanzado tal nivel de egoísmo? ¿por qué toda esta producción y este derroche de recursos? ¿por qué esta falta de justicia? ¿por qué los asesinos viven protegidos por los propietarios de los bancos y de las grandes empresas? ¿somos capaces de producir un futuro más humanista y menos criminal?.